Los mitos sobre los suavizantes están por todas partes. Pero, ¿cuáles son ciertos? ¿Hay que utilizar suavizante en las toallas? ¿Es bueno para los vaqueros? ¿Es imprescindible para las sábanas? ¿Es seguro para la lana? ¿Y para la ropa de deporte? Spoiler alert: ninguna de estas preguntas tiene una respuesta definitiva. He aquí por qué...
Instintivamente, parece que la respuesta debería ser sencilla. El suavizante ablanda los tejidos. Las toallas deben ser suaves. Cuanto más suaves y esponjosas, mejor, ¿verdad? No se equivoca. Sin embargo, como los suavizantes abrazan todas las fibras para protegerlas, también pueden reducir la capacidad de absorción. Las toallas que no absorben agua no son muy útiles. Pero, no se preocupe, no tendrá que elegir entre funcionalidad y comodidad. Para obtener los mejores resultados, simplemente haga pausas utilizando un suavizante con una fórmula enriquecida con aceites esenciales, como Vernel Aromaterapia+, cada dos lavados.
Una cosa es cierta: el suavizante no es malo para los vaqueros. Sin embargo, que usted lo considere bueno depende de sus preferencias personales. Según los puristas, los vaqueros crudos no deben lavarse nunca. Sin lavado no hay suavizante. Sin embargo, ya que vive en un mundo con suciedad y sudor, no es mala idea al menos refrescarlo de vez en cuando. Para obtener los resultados más suaves, utilice un ciclo de lavado en frío. Si le gusta que sus vaqueros tengan un tacto suave, utilice un ciclo suave con un suavizante suave, como uno de los productos de la gama Frescor de Vernel, para que sigan teniendo un aspecto, un tacto y un olor estupendos.
Aunque nada es tan agradable como tumbarse en una cama de sábanas suaves y con olor a fresco, ésta también puede ser una zona gris para el suavizante. Por un lado, un producto de primera calidad, como el suavizante Cielo Azul, eleva las sábanas con una fórmula suavizante y una fragancia fina francesa de larga duración. Pero, por otro lado, como sus partículas acondicionadoras tratan cada fibra, el suavizante también puede reducir la absorbencia y la transpirabilidad. Por eso, para disfrutar de la ropa de cama más agradable, es aconsejable dejar de lavar las sábanas con suavizante de vez en cuando.
La lana es un tejido caprichoso. No se adapta bien al calor ni al estrés y, si no se trata bien, con el tiempo se vuelve áspera y se desfigura. No es de extrañar, por tanto, que este material también sea exigente con el suavizante: sólo el mejor. Si intenta utilizar un producto de calidad inferior, sufrirá las consecuencias, que suelen ser la formación de bolitas.
Sangre, sudor y lágrimas: todo ello va a parar a su ropa de deporte, pero ¿y el suavizante? ¿Puede unirse a la fiesta? Lamentablemente, no. Al menos no en el sentido tradicional. La ropa deportiva y funcional depende de una buena circulación del aire, pero como los suavizantes tradicionales protegen todas y cada una de las fibras, pueden obstruir involuntariamente las membranas del tejido.